El fenómeno del Niño ha golpeado con fuerza a 34 municipios de Santander, dejando un panorama desolador marcado por el desabastecimiento de agua y el riesgo inminente de incendios forestales. La ciénaga El Llanito en Barrancabermeja, que anteriormente se catalogaba como un símbolo histórico de vida y sustento para los pescadores locales, ahora yace como una vasta extensión de arena, motivo se una sequía implacable.
Juan Gamarra, líder social, relató la difícil situación que enfrentan los pescadores, quienes apenas logran capturar bocachico en cantidades mínimas tras arduas jornadas de trabajo. A escasos 80 kilómetros, el embalse Topocoro, vital para el abastecimiento de la represa Hidrosogamoso, sufre un descenso en su caudal; se encuentra a sólo 10 centímetros de cerrar sus compuertas impactando negativamente en la economía local.
El director de Corsogamoso, Juan Carlos Rodríguez, advierte sobre la posibilidad de racionamiento energético debido al nivel del embalse. Además, más de 40 municipios han sido declarados en calamidad pública por la disminución de los ríos, afectando el suministro de agua potable a las plantas de tratamiento.
En Barbosa, el racionamiento de agua ya cumple tres meses, según lo informado por Marco Cortés, alcalde del municipio. En tanto, en el pueblo de Barichara, conocido como el más bello de Colombia, la situación no es menos preocupante. A pesar de contar con una planta de tratamiento portátil, la sequía ha agotado el embalse de donde se extrae el agua, obligando a buscar alternativas urgentes, según el alcalde Milton Chaparro.
Por si fuera poco, el riesgo de incendios forestales acecha a más de 30 municipios, con más de 3 mil hectáreas ya devastadas, según reporta Dudwing Villamizar de la Defensa Civil. La esperanza de los organismos de emergencia y los agricultores reside en una pronta transición a la temporada de lluvias, aunque se advierte la necesidad de prepararse para deslizamientos y afectaciones a vías que puedan surgir con las precipitaciones.