12 municipios de Santander declaran calamidad pública por estragos del invierno

El municipio de Cabrera ha declarado calamidad pública debido a los estragos causados por la temporada invernal. Las intensas lluvias han generado serios inconvenientes, especialmente en el sistema de acueducto y en la conectividad vial, afectando gravemente a la comunidad local.

Los habitantes de Cabrera, quienes tradicionalmente han lidiado con la escasez de agua durante los veranos, ahora enfrentan la destrucción de su acueducto. La reciente avalancha de la quebrada La Vitoca arrasó con el desarenador, la bocatoma, la tubería de abducción y tramos de la tubería de conducción, dejando sin servicio a cerca del 90% de los residentes del casco urbano.

Carlos Bautista, alcalde del municipio, informó que las crecientes de las quebradas La Vitoca y La Vega provocaron la paralización del acueducto hace dos semanas. “La Vitoca es la quebrada que surte al municipio y la avalancha generó daños en el acueducto. Por eso declaramos calamidad pública y hoy nos encontramos intentando solucionar la problemática con el agravante de que no tenemos acueducto”, explicó el mandatario.

Mientras se busca una solución permanente, se ha recurrido a una represa en el sector rural para abastecer de agua a la población. Sin embargo, la principal preocupación es la llegada del verano en el segundo semestre, lo que podría desencadenar una nueva emergencia debido a la falta de un sistema de acueducto funcional.

Además de los problemas con el acueducto, las lluvias han provocado el desbancamiento de una vía alterna crucial. Una creciente del río Suárez causó daños en la carretera que conecta a Cabrera con El Hato y Galán, afectando gravemente la ruta de acceso alterna del municipio. La avalancha de hace dos semanas dejó un represamiento de material de arrastre, que agravó la situación con las nuevas lluvias.

Edward Jesús Sánchez Ariza, director de la Unidad de Gestión de Riesgos y Desastres de Santander, visitó la zona para evaluar los daños. Se ha enviado maquinaria amarilla para ampliar el ancho de la vía y crear una protección que evite que el agua siga erosionando el terreno. Aunque el paso vehicular se mantiene con restricciones, se trabaja para estabilizar la situación.