Miles de personas respondieron este viernes en Irán al llamamiento de las autoridades y salieron a la calle para defender el uso del velo y denunciar a los "mercenarios", tras una semana de protestas desatadas por el asesinato de una joven que dejaron al menos 30 personas muertas.
Mientras en el extranjero las ONG denuncian una represión "brutal" de las manifestaciones, las autoridades seguían bloqueando el viernes el acceso a WhatsApp e Instagram.
Mahsa Amini, de 22 años, fue detenida el 13 de septiembre en Teherán por vestir de manera "inapropiada" por parte de la policía moral, encargada de hacer cumplir el estricto código de vestimenta de Irán.
Tres días después murió en el hospital y su fallecimiento provocó protestas nocturnas en las principales ciudades de Irán, incluida la capital, Teherán.
La televisión estatal informó de la muerte de 26 personas en las manifestaciones, pero según la oenegé Iran Human Rights (IHR), con sede en Oslo, las cifras son más altas, de hasta 50 muertos, según el último balance comunicado este viernes. Esta oenegé informó que se produjeron protestas en unas 80 localidades en la última semana.
La organización kurda de derechos humanos Hengaw indicó por su parte que las fuerzas de seguridad dispararon durante la noche del jueves al viernes con "armas semipesadas" contra los manifestantes en la ciudad de Oshnavieh (noroeste).
En varias ciudades, los manifestantes se enfrentaron con las fuerzas de seguridad, quemaron vehículos policiales y corearon consignas antigubernamentales, según medios y activistas.
La policía arrestó a un número desconocido de personas, informaron medios iraníes. Entre ellos se encuentran el activista Majid Tavakoli y el periodista Nilufar Hamedi, según sus allegados.
Las imágenes más virales en las redes sociales son aquellas en las que aparecen mujeres iraníes prendiendo fuego a sus velos.
En Irán, las mujeres deben cubrirse el cabello y no se les permite usar abrigos cortos o ajustados o jeans con rotos.
Desde Nueva York, donde asistió a la Asamblea General de la ONU, el presidente Ebrahim Raisi pidió "diferenciar entre manifestantes y vandalismo" y prometió una investigación sobre la muerte de la joven.
Las autoridades, que califican a los manifestantes de "contrarrevolucionarios", "alborotadores" o "conspiradores, decidieron organizar sus propias manifestaciones después de las oraciones del viernes.
Convocadas por una entidad que organiza actos oficiales, miles de personas marcharon en varias ciudades de Irán, en particular en Teherán pero también en Qom (norte) o Isfahán (centro).