La falta de socialización en los niños, que se suma a las dificultades en las clases virtuales, sería una de las principales razones del aumento de casos de la disfluencia o tartamudez, un trastorno del habla que le dificulta a la persona decir lo que quiere.
La fonoaudióloga Mabel Martínez Roa, docente de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), la Universidad del Rosario y la Escuela Colombiana de Rehabilitación, afirmó que durante la pandemia sus consultas médicas por pacientes con esta condición aumentaron.
“La disfluencia es un trastorno de la fluidez del habla, que se manifiesta de diferentes maneras con una gran variedad de síntomas y una amplia diversidad interpersonal”, indicó.
Agregó que en todos los casos, los oyentes o el propio sujeto perciben como si las palabras se negaran a salir de la boca con suficiente suavidad, velocidad y ritmo. “Esta patología del habla y de la comunicación genera gran preocupación entre los padres, ya que si persiste puede llegar a constituir un problema emocional a futuro”, señaló.
Subrayó que este tipo de dificultades pueden provocar en las personas temor a situaciones comunicativas, movimientos de los ojos, labios y cuello, que se presentan en todas las culturas y tiempos.
“Es importante señalar que este síndrome aparece en niños pequeños, adolescentes y adultos de todas las culturas; se estima que el 1% de la población entre los 3 y 4 años es la de mayor riesgo”, sostuvo.
La experta manifestó que la pandemia de la covid-19 hizo que se presentara un mayor número de casos. “El año pasado, el aumento de este trastorno en los más pequeños está relacionado con el confinamiento, ya que no tuvieron la oportunidad de ir al jardín, retrasando así los procesos del habla que se dan de manera social en ambientes comunicativos diversos y significativos como el ámbito escolar”, agregó.
Según un estudio nacional en el país, la tartamudez se puede originar de forma espontánea en el 4% de los niños, de los cuales, el 75% se recupera durante la infancia y el 25% sigue presentando episodios de disfluencia durante la adultez.
“Quienes no se tratan de forma temprana, difícilmente logran recuperar la fluidez del habla, por lo que se recomienda que desde los dos años y medio se empiecen a hacer procesos terapéuticos, pues se ha evidenciado que en estas edades se consigue un mayor éxito”, dijo la médica Martínez.
La especialista manifestó que a la fecha, ninguno de los tratamientos es 100% efectivo, pues los casos en que el paciente logra una fluidez se deben a que ha hecho muchos ejercicios y distintas terapias, pero esa fluidez nunca llega a ser perfecta.
“En el área del lenguaje se deben trabajar todos los componentes, como actividades cognitivas, que involucran dispositivos básicos, funciones ejecutivas, lista de palabras y elementos de estimulación lingüística, sobre todo para niños pequeños”, subrayó.
Resaltó la importancia de no dejar de lado el hecho de que los más pequeños se enfrentan al bullying, ansiedad y miedo constante. “Es importante que tengas ayudas como el yoga, la meditación, el seguimiento profesional a la familia y la terapia individual, que se suma al apoyo académico", apuntó.