Un colegio público de la vereda Llanadas en Lebrija (Santander) fue escenario de la construcción de dos aulas de clase y una oficina a partir de madera reciclada. Es la primera vez, que se plasma una idea así en el departamento y quizá en el país.
En medio de la emergencia ambiental, debido al cierre del relleno El Carrasco y la baja tasa de reciclaje en la zona, este proyecto propone alternativas de uso en los residuos que se consideran "basura".
Giovanny Patiño, ingeniero mecánico y propietario de la empresa Bucarretes, fue el encargado de materializar esta idea. Contó que "la necesidad lo llevó a pensar diferente".
"Estábamos encartados con tanta basura y se nos ocurrió hacer esta idea. Inicialmente hicimos, en plena pandemia, una cabaña. Con esta madera y el proyecto fue reconocido en los Premios Latinoamérica Verde en la categoría de innovación", explica.
Escuche crónica: Construyen aulas de clase con madera reciclada en Lebrija, Santander
¿De dónde viene la madera reciclada?
Bucarretes es una empresa colombiana que provee este material a la empresa francesa Nexans que fabrica cables de datos y energía en Bucaramanga.
Explica Patiño que para transportar dichos cables se utiliza, entre otros materiales, la madera. "Este material puede ser reutilizado hasta cuatro veces, pero después de eso, pierde su funcionalidad para proteger los cables. En vista de eso, se generó la idea de construir cabañas, y en este caso, aulas de clase, a partir de esa madera".
Nicolás de Guernon, gerente de Nexans Colombia, aseguró que "fue un encuentro de voluntades. Siempre hemos tenido la idea de reciclar y Bucarretes llegó con la idea de usar las carretas (la madera donde se transporta el cable) que no podemos usar para hacer construcción de edificios".
Rodolfo Rojas, rector del colegio público Llanadas en Lebrija (Santander), cuenta que este proyecto de construcción de aulas de clase a partir de madera reciclada se da en medio de cambios drásticos ambientales para el departamento de Santander, con el cierre del relleno sanitario El Carrasco.
Finalmente, los más de 500 niños, niñas, adolescentes y los maestros son los más beneficiados de una idea que surgió al pensar; ¿Qué se hacía con la mal llamada “basura”?.